...............continúa el Presidente Alfonsín:
- No es éste el estilo tradicional del sindicalismo argentino, cuya
reacción casi mecánica ante cualquier aumento de precios es el de reclamar un
aumento nominal de salarios, sin atender mayormente a la repercusiones posibles
de esta medida en una economía globalmente considerada.
La central obrera con sede en
Dusseldorf cuenta con algunos de los mejores economistas alemanes. Y muy cerca
de allí, en Colonia, otros economistas de igual nivel asesoran a la central
industrial.
Cuando se discute o se negocia
entre ambas entidades, se habla siempre de salarios reales y no nominales.
En estos términos querría yo que
se desarrollaran las discusiones salariales en la Argentina, y para lograrlo
habría que vencer no solo el arraigado nominalismo sindical sino también un
criterio bastante parecido que domina el comportamiento de ciertas entidades
empresarias, que siempre están dispuestas a conceder aumentos nominales, a
condición de que se les permita trasladarlos a los precios.-
Estas apreciaciones del
Presidente Alfonsín fueron realizadas
(marzo de 1987) hace tres décadas, treinta años en los cuales seguimos
repitiendo viejas recetas que como se puede apreciar en lo que ocurre hoy no
conducen a nada positivo.
La telaraña sindical sigue
manteniendo su statu quo, ese de la protesta con total exclusión de la
propuesta, que tal vez los haría ver débiles o tal vez inteligentes un estatus
en el cual se sentirían molestos, es mejor los deditos en V, cantar la marchita
de combatiendo al capital y hablar de los derechos del trabajador.
Ellos, claro, no nosotros
sufridos dirigentes.
Y que viva Perón carajo.
Treinta años igual, parte de una
vida gastada a cuenta de un futuro sin variantes.
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