La hipocresía es el colmo
de
todas las maldades. Molière
* * * * *
En la fila del supermercado,
el cajero le dijo a una señora mayor que debería traer su propia bolsa de
compras ya que las bolsas plásticas no eran buenas para el medio ambiente.
La señora pidió disculpas y explicó: "Es que no había esta onda verde en
mis tiempos."
El empleado le contestó: "Ese
es nuestro problema ahora. Su generación no tuvo suficiente cuidado para
preservar nuestro medio ambiente.
"Tiene razón, nuestra
generación no tenía esta onda verde en esos tiempos.
En aquel entonces, las
botellas de leche, las botellas de
gaseosas y las de cerveza se devolvían a la tienda.
La tienda las enviaba de nuevo
a la planta para que fueran lavadas, esterilizadas y reutilizadas y así poder
volver a utilizarlas nuevamente. Eso era en verdad reciclar
Pero no teníamos onda verde en
nuestros tiempos.
Subíamos las gradas, porque no
había escaleras mecánicas en cada comercio y oficina.
Caminábamos hasta el almacén, en
lugar de montar en nuestro vehículo de 300 caballos de fuerza cada vez que
necesitábamos recorrer dos cuadras.
Pero tiene razón. No teníamos
la onda verde en nuestros días; por entonces lavábamos los pañales de los bebes
porque no había descartables, que ahora dejan por cualquier lado.
Secábamos la ropa en tendales
no en esas máquinas consumidoras de energía sacudiéndose a 220 voltios, la
energía solar y eólica secaba verdaderamente nuestra ropa.
Los chicos usaban la ropa de
sus hermanos mayores, no siempre modelitos nuevos.
En ese entonces teníamos un
solo televisor o radio en la casa, no como ahora que hay uno en cada
habitación. La tevé era de pantalla chiquita del tamaño de un pañuelo, no como
un estadio.
En la cocina se batía y molía
a mano porque no había máquinas eléctricas que lo hicieran por nosotros.
Cuando enviámos algo frágil
por encomienda, usábamos periódicos
arrugados para protegerlo, no plastoformos o bolitas plásticas.
En esos tiempos no encendíamos
un motor y quemábamos gasolina sólo para cortar el pasto.
Usábamos una podadora que
funcionaba a músculo. Hacíamos ejercicio trabajando, así que no necesitábamos
ir a un gimnasio para correr sobre pistas mecánicas que funcionan con
electricidad.
Pero está en lo cierto: no
había en esos tiempos una onda verde. Bebíamos de una fuente cuando teníamos
sed, en lugar de usar vasitos o botellas plásticas cada vez que teníamos que
tomar agua.
Recargábamos las plumas
fuentes con tinta, en lugar de comprar una nueva.
No teníamos una onda verde por
entonces. En aquellos tiempos, la gente tomaba el tranvía o un ómnibus, y los
chicos iban en sus bicicletas a la escuela o caminaban, en lugar de usar a la
mamá como un servicio de taxi de 24 horas.
Teníamos un enchufe en cada
habitación, no un banco de enchufes para alimentar una docena de artefactos. Y
no necesitábamos un aparato electrónico para recibir señales de satélites a
kilómetros de distancia en el espacio… para encontrar la pizzería más cercana.
Así que ¿no les parece
lamentable que la actual generación esté lamentándose cuán botarates éramos los
viejos por no tener esta “onda verde” en nuestros tiempos?*
Sirva esto por si algún
pendejo te quiere dar una lección sobre conservación, motivado solo por la
tele, o por las grandes multinacionales que en su afán de recortar gastos, para
así acumular mayores ganancias netas, nos hinchan las tarlipes, diciéndonos
hasta el cansancio que debemos ser cuidadosos con el medio ambiente, usar bolsita,
no usar papel, factura electrónica, banca electrónica, pero cuando de costos se
trata asumilos solo vos pues no te van a pagar el costo de la conexión a
internet ni la tinta de la impresora.
Como agradecimiento a tu
preocupación por “la salud del planeta” (que está muy bien que respetemos
todos), ellos te seguirán cobrando el cargo mensual por informarte
electrónicamente cuánto dinero les debés, que interés te van a sacudir por el
lomo si no cumplís con el vencimiento del mes en término e ignorando cosas que
como estas suceden a diario y de las cuales nadie se hace cargo:
*) fuente texto anónimo en la web