Claro uno ve Fórmula One, cómodamente
sentado en algún ambiente de la casa y piensa: Pucha, no es más difícil que
conducir en un día de lluvia en la autopista desde Dock Sud a La Plata, y se
imagina allí dentro con el culo apretado en el pequeño cockpit de cualquier máquina de la fórmula uno, soñando con recibir al
término de cada competencia la gratificación de la mieles del triunfo, de los
millonarios contratos, de la pilada de minas una más linda que otra, viviendo
cerca de la familia real monegasca, o en
Berna, o Ginebra, y siendo noticia de los principales medios del mundo cada fin
de semana en el que hay competencia.
Pero no es tan simple andar por
encima de los trescientos y pico de kilómetros, con un montón de loquitos que quieren evitar a toda
costa que vos seas el destinatario de todo lo detallado con anterioridad.
Y es aquí donde me detengo a
pensar que un tipo como Fernando Alonso, limpito en el manejo, trabajador
esforzado, serio profesional no es un Campeón. Es un Super Campeón.
Y si Vettel se quedó con el
Campeonato anual con apenas tres puntos de ventaja sobre Alonso, no es
precisamente porque el ahora tri-campeón diga “"Quiero que ustedes
entiendan mis palabras, pero intentaron hacer de todo contra nosotros este año.
Pero aprendí desde niño a ser honesto y ganamos este campeonato así, con
honestidad"
Puede esa ser tu sensación estimado
Sebastián, pero tampoco hay que olvidar estas palabras de Alonso:” Siempre
te acuerdas de esos tres puntos, pero así es el deporte. El Mundial se perdió
cuando Grosjean pasó por encima de mi cabeza en Spa o cuando Vettel,
sorprendentemente, sólo recibió una reprimenda después de la calificación en
Japón.
Felicitaciones para Vettel.
Aplausos de pie para Fernando
Alonso “un Super Campeón”.
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