Christina Rene Hendricks
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ACTO 1) 50% del total, es decir
la mitad
Esto que les cuento (observen que
digo, les cuento, no les narro) en verdad es eso,un cuento, salvo la segunda
parte que si bien también tiene algo de “cuento” es cómo se las narro.
En el barrio “del mondongo” eran
convecinos la colorada Rosita, que era bien pellirroja y se apellidaba Guerra,
lo cual era muy cierto por partida doble, era guerrera, le gustaban las batallas
y si eran cuerpo a cuerpo, mejor y Guerra era su verdadero apellido.
Rosita Guerra, alias la colorada, y lo era sin grupo.
Total.
Dicen los que la conocieron bien que cortinas y alfombra eran del mismo
color, ha, y también las cejas. Tipo Joan Holloway la colorada de Mad Men.
Y el Poroto., típico muchacho de
barrio, voluntarioso, soltero, treinta y pico y viviendo con la vieja, que
sufría terribles calores con la colorada, quien, bueno es reconocerlo, no le
daba ni la hora.
El Poroto miraba entre los
ligustros que separaban los patios de la casa de la colorada y la suya, como
la musa inspiradora de sus poemas
tangueros colgaba del alambre hecho tendal, sus prendas íntimas, y soñaba ,
Soñaba estar a solas con Rosita y
tal como ella colgaba sus prendas del tendal, él quitárselas.
Un día se animó, y salió al toro así
sin banderilleros que le precedieran y le contó a Rosita todo lo que su corazón
sentía y hasta sufría por ella.
Ella lo escuchó, le dijo que
sentía por él solo amistad, o mejor dicho lo consideraba como un hermano, pero
nada más.
No obstante cuando se iba, volvió
sobre sus pasos, tomó la barbilla del Poroto con su mano derecha y le dijo:
Pero vos, insistí Poroto, nunca se sabe.
Y el Poroto insistió, una, dos,
varias veces y siempre la frase final era: Vos, insistí Poroto, nunca se sabe.
El Poroto que era electricista,
se fue con un circo que pasó por el pueblo y contrató sus servicios, dicen que
no se fue por el sueldo, sino por una trapecista casualmente pellirroja, su
crónica debilidad. De Rosita solo se supo que su invitación “insistí” era solo
para el Poroto.
En la segunda parte, los
protagonistas son dos masculinos, y al igual que la Rosita y el Poroto, uno
sufre y desespera y el otro dice “Hay que insistir
con....................................
Próximamente.,
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