NO Renuncio y vuelvo por:
"Me he visto en el deber de
posponer mi renuncia en razón de que en
mi país han ocurrido hechos de suma gravedad que requieren de mi presencia en
la Argentina"
Y yo como la ex-PresidenTe
soy un patriota (pero sin juicios ni procesos
en curso) y me debo al pueblo (¿) y aquí estoy de vuelta otra vez de nuevo.
Voy a seguir filosofando porque
como dijo Pericles (mi favorito) “....amamos
la belleza con economía y amamos la sabiduría sin blandicie, y usamos la
riqueza más como ocasión de obrar que como jactancia de palabra.
Y el reconocer que se es pobre no
es vergüenza para nadie, sino que el no huirlo de hecho, eso sí que es más
vergonzoso.
Arraigada está en ellos la
preocupación de los asuntos privados y también de los públicos; y estas gentes,
dedicadas a otras actividades, entienden no menos de los asuntos públicos.
Somos los únicos, en efecto, que
consideramos al que no participa de estas cosas, no ya un tranquilo, sino un
inútil, y nosotros mismos, o bien emitimos nuestro propio juicio, o bien
deliberamos rectamente sobre los asuntos públicos, sin considerar las palabras
un perjuicio para la acción, sino el no aprender de antemano mediante la
palabra antes de pasar de hecho a ejecutar lo que es preciso.
Pues también poseemos
ventajosamente esto: el ser atrevidos, y deliberar especialmente sobre lo que
vamos a emprender; en cambio en los otros la ignorancia les da temeridad y la
reflexión les implica demora.
Podrían ser considerados
justamente los de mejor ánimo, aquellos que conocen exactamente lo agradable y
lo terrible y no por ello se apartan de los peligros.
Y en lo que concierne a la virtud
nos distinguimos de la mayoría, pues nos procuramos a los amigos, no recibiendo
favores sino haciéndolos. Y es que el que otorga el favor un amigo más seguro
para mantener la amistad que le debe aquel a quien se lo hizo, pues el que lo
debe es en cambio más débil, ya que sabe que devolverá el favor no
gratuitamente sino como si fuera una deuda.
Y somos los únicos que sin
angustiarnos procuramos a alguien beneficios no tanto por el cálculo del
momento oportuno como por la confianza en nuestra libertad. (Parte del Discurso
fúnebre de Pericles, escrito cuando no existía la luz eléctrica).
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