No puedo precisar con certeza cuando comenzó
esta moda de las quejas en las fiestas de la farándula, del espectáculo, de
deportistas, y me atrevo a decir, hasta en los bailes de las sociedades de
fomento.
Siempre hay uno al que luego como ovejas
obedientes siguen otros para quejarse, por esto, por aquello, por lo otro.
No importa sobre que, lo importante es quejarse
porque una fiesta sin quilombo no es fiesta, che.
La de los Martín Fierro del sábado pasado no
fue la excepción.
Una señorita leyó un mensaje de Reynaldo, María
y Marcela dijeron lo suyo, muy modositas
ellas, luego Fernando subió la apuesta y si bien lo hizo de manera moderada, no
tuvo igual criterio el veterano Alfredo para que junto a su changuito
calentaran a temperatura más que alta el ambiente de la fiesta, ante la mirada
de doña Pamela y su ladero Alejandro que telepáticamente se preguntaban: Que
hacemos, nos quedamos, rajamos, decimos: un aplauso para los mozos que aquí
llegan con una nueva oferta de bebidas y comida.
Claro, con la boca llena no tienen espacio para
seguir puteando.
Igual la velada fue transcurriendo entre
ganadores y vencidos los que al ser
enfocados por las cámaras ponían caras tipo No hay drama sos un justo ganador.
Después los agradecimientos alguno de los
cuales innecesariamente largos, que se acuerdan del papá, de la mamá de la tía,
de los amigos y otros que agregan palabritas tipo clave como cuando dicen:.........en
especial para vos, dulce, que iluminás mi vida, y señala así al boleo para
algún sector del salón, y uno no sabe si “dulce” es una mina con la que
intercambia fluidos, un mino con el que
en una noche de lujuria en la que ambos salieron como amiguitos descubrieron que eran tal para cual
y contentos y exultantes gritaron a quien quisiera oírles “ hemos salido del
clóset” o bien al postre que sirvieron unos minutos antes y que estaba
riquísimo.
Y las nenas.
Las nenas son las peores mirá,
Faltó un tantito así para que la Natacha Jaitt
no agarrara de las mechas a la negra Vernaci, quien a pesar de su vestido negro
no pudo ocultar el ancho de sus ancas.
Aquí fue puro humo
Lo del hijo de Leuco, Diego, también fue puro
humo; es lógico estamos en una fiestita a la que gente muy atenta te invita con
bebida y comida, dulces y recuerditos y no es de gente educada agarrarse a
piñas.
Por eso algunos dicen “estuvo linda la entrega
de premios Vila”. Rencorosos, si el
Martín Fierro de Oro estuvo bien otorgado a Luisito, este muchacho de los pelos
eléctricos tomando en cuenta que Víctor Hugo no participaba de la contienda.
Bueno mal pensados hubo y habrá siempre.
Quejarse corresponda o no es un deporte
nacional argentino tanto que se practica con pancartas en los encuentros de
futbol, el cura cuando dice misa, y en lugar de hablar de los evangelios le
manda palos al gobierno, en la cola del super, en la sala de espera del
consultorio, en todos lados.
Me pregunto si tanto griterío quejoso, no será
lo que nos impide escuchar que es lo que el otro quiere decir y que tal vez sea
el mismo pensamiento que el nuestro, pero como estamos tan ocupados quejándonos
no nos escuchamos.
..........que dijiste vos jetón,
Vení, vení, no grités de allá, pisá esta raya,
a ver, que gente intolerante con estos no se puede razonar.
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