Los Gansos.
A un tipo le dijeron una vez: cállate ganso.
El tipo como no tenía muy claro que significaba ser un ganso lo tomó como una ofensa y en la primera ocasión que se le presentó repitió como un lorito amaestrado:
Callate ganso…¡
Pero el otro individuo a quien supuestamente iba dirigida la ofensa, no solo no se molestó sino que le dijo
Gracias, muy gentil.
El tipo pensó: que rara está la gente actualmente, lo acabo de insultar y me agradece.
Pero esa noche no pudo conciliar el sueño hasta que buscó un libro donde encontrar referencias sobre los estúpidos (según él) gansos.
Yo para sintetizar voy a omitir lo del libro y pondré como referencia el siguiente video, que no es nada nuevo pero como dice la matriarca
de la tevé argentina, el público se renueva.
Los loros:
Estas simpáticas aves están
varios escalones más abajo que los gansos, y generalmente lo que aprenden lo
hacen por repetición, aunque un estudio de científicos de la Universidad de
Viena indica que los loros podrían razonar de forma similar a un mono o como un
niño de tres años.
Decile a un loro varios días,
Pedrito quiere la papa, y el loro aprenderá la frase y a su manera en algún
momento dirá: Pedrito quiere la papa
Las lenguas avinagradas:
Hugo Moyano congenia más con los
loros que con los gansos, y al igual que nuestro amigo del comienzo de este
relato, un día le dijeron “Descerebrado” y él pensó, está buena la palabrita, a
esta la guardo y en cualquier momento se la zampo al oligarcón del presidente.
Sabemos que el manejo del idioma
por parte del señor Moyano es limitado no así su insolencia que podemos medirla
en grado superlativo.
Es justo decir también que el
Presidente en un acto a la bandera dijo que los Moyano (Hugo y Pablo) eran unos
mafiosos.
Lenguas avinagradas, si las hay
en esta Argentina en vísperas de elecciones.
De las “Hadas Virginales”, me
ocuparé en otro momento en la sección sexual de lenguas avinagradas.
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