El abogado con unos años
en la profesión, imaginaba Ab Initio un
futuro promisorio a partir de la nueva forma de elección del Consejo de la
Magistratura para lo cual intentaría una Accesión a dicho status, no de
manera accidental sino mediante una Acción Real y con todo el Animus posible.
Había pasado mucho tiempo
tratando de hacerse de Bienes Mostrencos con poco éxito, pues la Calificación
Registral se ponía cada vez más exigente,
y vislumbraba que a través de
esta nueva norma aprobada recientemente estaba su futuro, pues su Carta de Personería
era amplia.
Hasta lo imaginaba.
Oficina espaciosa en Sede judicial, dos, mejor tres secretarias, una eficiente, las otras dos de buen lomo
para cuando toque allanar un telo,
llevar mejor carne que la que se consume en casa.
Chofer, aparentemente hetero, pero íntimamente mariposa, para exhibirlo principalmente en las visitas
al Juzgado ese, tan notorio.
Su Fe Pública estaba intacta pues al ser uno del montón no había
estado expuesto en la vidriera periodística como alguno de sus colegas que
tanto gustan aparecer en la tele. No había realizado ninguna Felonía de la que avergonzarse por lo
cual podía tranquilamente Incoar las
acciones tendientes a lograr el objetivo Juras
Et de Jure.
Por si acaso iniciaría
una novena a Santo Tomás de Aquino, no fuera que su petición de integrar alguna
de las futuras listas de candidatos, recibiera por respuesta un Silencio Administrativo.
Se tranquilizó pensando
que la Corporación está bien representada y que en un futuro él también sería
un abogado exitoso, por Iuris et de Jure
o bien por Derecho adquirido.
Será Justicia se repitió asimismo, agregando sonriente: hay un sello, dos, o todos los que sean
necesarios.
*Mientras no se demuestre lo contrario
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