El viejo hizo un paréntesis como disfrutando el clima que se había creado a partir de su relato y lo alargó para servirse un mate, algo que hizo con mucha parsimonia sabiendo que todos estaban allí pendientes de sus palabras y que por lo tanto los tiempos los manejaba él.
Y abuelo? demandó uno de los presentes con urgencia.
-Me acuerdo siempre de aquella experiencia, dijo el anciano, creo que yo hice lo mejor que pude si tomamos en cuenta mi inexperiencia en esos asuntos; mal no me debe haber ido porque la señora me alentaba, dale, dale que vas bien, y entre ese dale y alguna especie de gritito que largaba de tanto en tanto, le quedaba tiempo para mordisquear una manzana, que al entrar vi sobre su mesa de luz.
-Uno de los nietos pregunta: así que vos, le dabas y dabas y ella comía manzana.
Y tal vez tenía apetito, el suyo era un trabajo de horarios muy extensos. El asunto fue que luego del debut, los mayores me decían: Ahora que le viste la cara a la cachufla pará con la manuela, vas a ver como se te desaparecen los granitos de la cara y no te crece más pelo en las palmas.
-Y eso ?
Eso era una broma que nos hacían los mayores diciéndonos que si te entusiasmabas con la manuela te crecían pelos en las palmas de las manos. Lógicamente era mentira, de haber sido cierto, dijo el abuelo, yo tendría las manos como la espalda de un gorila.
Y alguna novia de aquellos años abuelo.,
-Novia, novia no, pero tuve algo con la Chela, bueno su nombre era Marcela, era alta, delgada pero tenía unos senos demasiado grandes, para los años que tenía.
El asunto que más recuerdo de mi relación con la Chela, fue en un baile en el pueblo, justo el día de la lealtad. Nos habían regalado unos prendedores del escudo peronista y yo lo había colocado en la solapa de un saco azul de tela gruesa.
Las mujeres del barrio decían que las tetas de la Chela no eran tanto como parecían, Y tenían razón las chusmas, en ese baile, en una de la piruetas que hacíamos más por broma que por el baile en sí, atraje a la Chela y apoyé mi solapa con escudo peronista incluido en uno de sus senos que al rosar con el escudo que no estaba bien abrochado y mostraba su filosa punta de alfiler de gancho, produjo una especie de gemido y se le desinfló una teta a la Chela, que en verdad no las tenía tan grandes y para compensar el espacio faltante se ponía esos globos de agua que se usaban en carnavales con un poco de algodón. Dijo, disculpame y desapareció; nunca más la vi, luego me contaron que se fue a vivir con unos parientes al norte y nada más supe de ella.
Una vez, yo trabajaba en un reparto de leche y me habían encomendado cobrarle a una mujer cuyo marido trabajaba varios meses en un campo y se había atrasado con los pagos.
Al reclamarle el importe, la señora me dijo que esperara al otro mes. Al mes siguiente se repite la historia y nuevamente al reclamar el pago la señora me dice: Lechero, no tengo plata, mi marido no regresa hasta el mes que viene, pero si Ud. quiere puede cobrarse de aquí dijo rápido mientras se levantaba la falda y mostraba sus blancas piernas justo, justo hasta allí.
Y vos que hiciste abuelo ?
-Tratando de no caer en la tentación le dije: No señora, no tengo cambio, dejé la leche y me fui. Con el trabajo no se jode.
Y volviste a la manuela.
Esa nunca se separó de mí. Y fíjense Uds. que ahora me están dando la razón.
El otro día pasamos por una calle y en una columna de la luz había una publicidad que decía: Dale con la izquierda; ese mismo día por la tarde estaba la televisión prendida y un programa unas mujeres cantaban “hágalo Ud., misma, con sus propias manos” además los médicos dicen que hace bien a la próstata.
El abuelo dijo que se sentía cansado, ayudado por su bastón se alejó dando por terminada la sesión de recuerdos juveniles.,
Gracia s :www.youtube.com/user/conpelosenlalenguaTV.
Ilustración gentileza de Paolo Tassotti -Huck Finn
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