Así como las hormigas enloquecen por la miel,
las moscas se sienten muy cómodas posándose sobre excrementos.
Ni una ni otra supongo piensan que rica miel, o
que rica caca, van simplemente porque hormigas y moscas no tienen la facultad
del pensamiento.
Quien es protagonista de este comentario fue
miel durante mucho tiempo y al mismo tiempo reina de hormigas y moscas dado que
elegía a quienes podían frecuentarla cuando y cuantas veces eran convocados a
palacio.
Decía Miguel Servet, teólogo español que “Cada
cual es como Dios le ha hecho, pero llega a ser como él mismo se hace.”
El personaje que gustaba de la miel, se ha
convertido en mosca y ahora se posa donde sabemos se posan las moscas, y esto
solamente tomando en cuenta lo que ahora dice en relación a lo que antes decía
y hacía, porque ahora, hoy, ya, necesita imprescindiblemente que la reconozcan.
Aun conociendo sobradamente su pasado de
hormiga reina y su actual presente de simple mosca, hay quienes enloquecen por
estar cerca suyo quizás por aquello que solía decir un viejo periodista amigo,
“no puede ser que tantos millones de moscas se equivoquen” ergo algo tendrá la
mierda que les atrae tanto.
Hasta la Negra Vernaci terminó encantada
haciéndose una selfie tras la mirada fotográfica de Ernesto Tenembaum al que la
ex- reina dijo que tenía cara de orto, mientras otros Majul, Leuco, Castro,
Morales Solá y casi diría también Lanata piden a gritos tener la misma
oportunidad que ya tuvieron otros como chiche Gelblung o Beto Casella.
Lo de las moscas, debe ser cierto.
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