Cierta vez acompañé a un
amigo dedicado a la cría y comercialización de semovientes, en una de sus
visitas rutinarias.
Fuimos a una granja que
se dedicaba a la crianza de cerdos, animalito de Dios que suele ser llamado
también chancho,puerco, cochino, marrano, y doctoralmente: espécimen del grupo
de los suidos, es decir, chancho, puerco, cochino, marrano.
La verdad que la granja
estaba bien organizada, los cerdos, (nombre que de ahora en más utilizaré para
referirme al futuro chorizo, jamón crudo o cocido, pernil, y todos los otros
derivados del animalito en cuestión) pues tenía boxes individuales con piso de
fácil limpieza, abrigo para los días inclementes, y alimento y agua en cantidad
generosa.
Pero los cerdos de esta
parte de la granja cinco estrellas, pasaban aburridos la mayor parte de su
tiempo mirando hacia la otra parte de la granja, que se encontraba a la
intemperie, sin techo, solo con unas vallas de madera que cubrían todo el
perímetro donde varios de sus congéneres la pasaban bomba, todos juntos
retozando junto a algunas "chanchitas" que mostraban sus pulposos
jamones .............. en medio de un chirle fango oloroso.
Porqué así funcionan
todas las cosas, en el mundo de los cerdos y en el nuestro.
Ese mundo doméstico
nuestro que ahora se ve sorprendido por que observa que muchos de quienes
fueron elegidos para dirigir una granja bien organizada en lugar de ello, prefirieron
el barro.
Porqué allí es donde se
sienten bien, contentos, triunfadores, como chancho en el barro.
0 comentarios:
Publicar un comentario