En este casi constante desbarajuste que a veces suele convertirse este país, por el accionar del gobierno y los políticos de turno, uno casi se acostumbra por inercia a levantarse un día con espíritu estatizador nacionalista y al siguiente como privatizador a ultranza. Hoy te compro, (o expropio) mañana te vendo, y en él tome y daca algún vuelto queda, siempre.
Los que no somos tan “open mind” por aquello de la tolerancia, convivencia civilizada, derecho de los otros, etc. vemos no sin asombro, que a nuestro derredor se producen continuos cambios tales como el matrimonio igualitario, el derecho de reconocimiento de la identidad de género, algo que apunta a otorgar el reconocimiento de la identidad de género y a ser identificado de acuerdo con la vivencia interna de cada individuo en los instrumentos que acrediten su identidad respecto de su nombre de pila, imagen y sexo con los que allí es registrado.
Lo que equivale a decir que fulanito que usa bigote y carga hacia la derecha, un día se levanta, observa su rostro en el espejo, descubre que esa en realidad no es una imagen que se condice con su vivencia interna, y entonces piensa: La verdad es que estoy más para llamarme Soraya que Juan Carlos; hoy mismo inicio los trámites y soluciono el problema.
Y lo hace, y está muy bien, si el hombre (perdón si su vivencia interna) se siente bien cuál es el problema...?
Ninguno.
Incluso ahora más que nunca resultará cierto aquello de “cada uno es dueño de hacer de su culo…., un pito”
¿Cuál es mi queja entonces.?
Que cada vez restringen más la compra de dólares y dentro de poco habrá que acreditar para poder comprar, no digo diez, veinte, treinta mil dólares, no nada de eso, algo simple como quinientos, seiscientos para ir ahorrando para las vacaciones, aparte de los comprobantes de solvencia, un certificado de buena conducta, ir acompañado por los padres, y presentar asimismo certificado de salud bucal.
No tampoco.
Es algo que golpea muy duro y si piensa Ud. que me preocupan los devaneos políticos de la Sra. PresidenTe y el Sr. Jefe de Gobierno, porque este le pide que lo reciba y ella se niega reiteradamente, al punto que el hombre le aclara que solo es “para discutir una agenda de trabajo conjunto y "no para que nos pongamos de novios" a lo que ella rapidito responde: "Que si lo quiero, que si no lo quiero. Qué gataflorismo, por Dios. Que alguien le explique cómo funciona la República Argentina". Tampoco preocupa.
Intercambio de galanterías de este tipo, los argentinos y en especial los habitantes de capital las tomamos como minucias.
Pero lo que no vamos a aceptar bajo ningún punto de vista es que, el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, se le haya ocurrido la descabellada idea de restringir las importaciones de jamones de Italia y España.
Como se podrá andar por la vida sin la posibilidad de degustar de esos aromas y colores tan propios y particulares del prosciutto di San Daniele, o de Parma, o bien de Fabbriano, una bella porchetta o unos “ jamonitos” de Guijuelo, de Teruel, de Sevilla, o un serrano gran reserva, todos obviamente acompañados por generosos vinos ?
Los ancianos sabios dicen que en la vida solo hay tres placeres, los tres inician la palabra que los identifican con la letra “c” y comer, uno de los tres no será un placer si faltan los “jamonitos” porque los otros dos también perderán sentido.
Para ubicar al Sr. Secretario de Comercio Interior en lo desacertado de su decisión, es bueno recordar unos versos que Mario Rojman el “Payador Urbano” escribiera luego que la Sra. PresidenTe, hablara sobre las bondades del consumo de la carne de cerdo, jamones incluidos por supuesto:
“Se ha incrementado la venta
del cerdo y sus derivados,
después de haber escuchado
a nuestra gran Presidenta.
Un grato perfume a menta
le da su toque sensual,
a un pueblo reverencial
que celebra con fervor,
todo el mensaje de amor
de un discurso magistral.
Las propiedades del cerdo
eran para mí un enigma,
desde hoy son un paradigma,
y la vaca, es un recuerdo.
Desde ahora no me pierdo
ni un carré, ni un matambrito,
solomillo, choricitos,
el tocino, la panceta,
patitas con vinagreta…
y de postre, un lechoncito.”
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