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domingo, 21 de octubre de 2018

La dignidad de los otros.


Dice la historia que en el año 1950, Argentina era gobernada por Juan Domingo Perón y su vice  Juan Hortensio Quijano.


Por entonces el gobierno les pedía a los ciudadanos que produjeran mas, porque el tiempo es oro, según se podía apreciar en un aviso de la época que se encuentra en el archivo general de la Nación.



Parecía ser que en aquel quinquenio de oro del neoperonismo (1946/1951) los muchachos se tomaban más en serio la cuestión del trabajo al tiempo que también se iba gestando y enquistando un mal que padecemos aún en nuestros días; el populismo, inspirado por el entonces titular del ejecutivo y fomentado, corregido y aumentado por sus principales beneficiarios: los sindicalistas, es decir “los compañeros” que luchan por la dignidad del trabajador.

De fomentar la cultura del trabajo, para poder seguir gozando de los beneficios del poder de manera casi imperceptible optaron por formar parte de  una simbiosis que cambió aquella frase “El tiempo es oro” por esta otra más acorde a sus verdaderas intenciones y personalidades, “El mayor rédito con el menor esfuerzo”

Cada vez que los caciques sindicales arman un paro general de actividades salen a manifestar frases y argumentos trillados que esgrimen y que podría sintetizar en estas pocas palabras: defender la dignidad del trabajador.

Como lo hacen: haciendo paros, huelgas, escraches, piquetes, manifestaciones diarias con cortes de calles incluidos, y ellos los caciques, solo arengando y engrosando sus abdómenes y su fortuna personal.

Por la dignidad del trabajador claro.

Les muestro a continuación algunos rostros que son los máximos exponentes de lo que aquí se dice y que cada cual por un lado u otro formó su propia quintita, como todo buen movimiento desunido merece, cosa que cuando uno está tranquilo, otro viene a joder.


Por la dignidad del trabajador claro.



Ud. dirá que esto es demasiado parcial, y tal vez tenga razón, debiera haber incluido a muchísimos políticos, algo que será para otra ocasión, pero si algo me ha quedado en claro sobre los muchachos aludidos y otros más  es que respetan a rajatabla una norma que les enseño su Jefe supremo:

                          
Es así como la "peroncracia" solo conoce como amigos a los de su mismo signo político, todos los demás, son enemigos.

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