Cuando Diego Armando Maradona, en esa especie de conferencia de prensa, mezclada con algo de declaración pública y bastante de “yo no sé porque me hacen esto” dijo: Bilardo me traicionó, muchos de los que estaban allí y casi todos los que estábamos frente al televisor nos pusimos un poco en la piel del ahora ex-DT, ex-mejor jugador del mundo y tantos otros ex-etcétera más, como acompañándolo en su decepción por haber pasado nosotros también por alguna situación similar de TRAICION.
Traición: Falta que se comete quebrantando la fidelidad o lealtad que se debe guardar o tener.
Claro, como Judas Iscariote a Jesús, como Brutus a César en los idus de marzo, París y Menelao con Helena de por medio, y tantos otros.
Y comprobado está que en las relaciones humanas la traición que más duele es aquella que se hace dentro de los límites del sentimiento llamado amor.
Según Espinel la traición la cometen únicamente aquellos que no han llegado a comprender el gran tesoro que se posee siendo dueño de una conciencia honrada y pura.
Es también comúnmente aceptado que los hombres traicionan más porque creen que no hay que perder ninguna oportunidad de mantener la fama de conquistador, aún teniendo pareja estable..
Las mujeres, por lo general, cuando traicionan suelen ser algo más románticas: dicen que traicionan porque creen enamorarse, porque les ha llegado un aire renovador a la ventana de su corazón al que creían adormecido por la rutina, la convivencia diaria y el aburrimiento. Pero, con romanticismo o sin él no deja de ser una traición, por más que quiera disfrazarse.
Aparentemente la traición viene ya incorporada en el mapa genético de algunas personas como cuenta la fábula de la rana y el escorpión, quien justifica su acción de picar a la rana que lo llevaba en su espalda cruzando un caudaloso rio diciendo:” Lo siento ranita. No he podido evitarlo. No puedo dejar de ser quien soy, ni actuar en contra de mi naturaleza, de mi costumbre y de otra forma distinta a como he aprendido a comportarme.
Y poco después de decir esto, desaparecieron los dos, el escorpión y la rana, debajo de las aguas del río.”
Quizá el Pelusa no entendió oportunamente que su designación al frente de la selección argentina era todo “Un Tocuen (cuento)” como él mismo dijo en la difundida lectura descargo y que Bilardo como la rana de la fábula solo actuó de acuerdo a su naturaleza.
Siempre queda el consuelo que no somos los primeros, como tampoco seremos los últimos en ser víctimas o ejecutores de alguna traición, y ante un engaño,es mejor seguir el consejo de este psicólogo a DiegoPeretti:
0 comentarios:
Publicar un comentario