Hay muchos argentinos en
el mundo que se destacan en variados
campos y son lo suficientemente conocidos como para que no sea necesario mencionarlos de manera
personal a cada uno de ellos.
Pero se destacan por sus
capacidades individuales, por sus condiciones naturales y también por las
adquiridas.
Pero los argentinos,
gentilicio que nos identifica en conjunto, somos especialistas en la creación
de monstruitos tipo Jekyll y Mr. Hyde.
Les refresco la memoria: "Una
confesión del propio Jekyll: en su juventud se dio cuenta de que la conciencia
de cada ser humano se compone de dos aspectos - el bien y el mal - que están
empeñados en una lucha continua.
Siguiendo la hipótesis de
que es posible polarizar y separar estos dos componentes del yo, creó una
poción y su correspondiente antídoto, que podía transformar a una persona en la
encarnación de su parte maléfica, consiguiendo al mismo tiempo depurar el lado
bueno. Después de tomar la poción, Jekyll disminuía un tanto su estatura,
tomaba un aspecto desagradable para con todos sus semejantes, adquiría la
fuerza y la astucia de doce hombres, su naturaleza malvada se volvía dominante,
además su inteligencia se hacía extrañamente brillante y sus reflejos
extraordinarios; a esta "persona" la llamó Edward Hyde.
Inicialmente los efectos
de la poción eran temporales y no era necesario el antídoto. Después de unas
cuantas transformaciones a Hyde, y viceversa, Jekyll se acostumbró a realizar
regularmente la metamorfosis con el fin de poder entregarse a placeres
antisociales prohibidos, que nunca se permitiría en la persona de Jekyll.
Sin embargo, su parte
maléfica se fue haciendo más y más fuerte, rebasando la capacidad de Jekyll
para controlarla, necesitando el uso del antídoto para recuperar su forma
original. (parte de la obra de Robert Louis
STEVENSON, El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde.)
Los argentinos a lo largo
del tiempo han resultado ser expertos en la creación de monstruitos, ya sea de
manera ocasional, intencional, incondicional; en mayor o en menor medida desde
Perón, Gardel y la vieja, llegando hasta Fangio , Maradona, Máxima, Messi, y el
ahora Papa Francisco, sin dejar por ello fuera de esta mención de notables
(cada uno en lo suyo)a otros tantos ilustres que como dijimos al comienzo
brillaron por mérito propio luego que la sociedad argentina los colocara en el
sitial de “ídolos”.
La pregunta a dilucidar
sería “es esto bueno o malo”? y la respuesta fue anticipada en párrafos
anteriores.
En principio es el bien
quien moviliza esfuerzos, pero una vez alcanzado el lugar que arduamente se
buscó de manera intensa, aparece el mal que fagocita todas aquellas “buenas”
intenciones y uno recuerda la frase” Nunca se miente tanto como antes de las
elecciones, durante la guerra y después de una cacería.”
Y si Ud. ha mentido para alcanzar
el lugar en que se encuentra ,convengamos que ha dejado de ser bueno. Pero para su consuelo
agrego,
- "La primera de todas
las fuerzas que dominan el mundo es la mentira".
Y así andamos en este
país, entre mentiras y falsos ídolos , cepo cambiario, cortes de luz, década
ganada, futbol para todos, matrimonios igualitarios y precios cuidados tratando
de llegar al 2015 para ver si luego de todo esto hemos aprendido algo.
En la imagen que ilustra
este comentario Ud. podrá apreciar una pequeña muestra de varios monstruitos
que hemos sabido construir a lo largo del tiempo. Es meramente ilustrativa pues
si pretendiera abarcar todo este
espectro necesitaría demasiado papel, tiempo y además sería muy aburrido.
Pero sí permítame mostrarle
el último prototipo en el cual una gran parte de la sociedad argentina cree,
supone, piensa, estima, que vendrá para cambiar viejas costumbres políticas.
De ilusión también se
vive.