Mauricio Macri - Presidente de la Nación Argentina |
En las dos oportunidades
me quedé en silencio.
Quieto, quietito,
observando como en las similitudes resaltan las diferencias.
Ayer viendo la plaza de
Cristina, ruidosa, gritona, cargada de ondas negativas, destilando bronca
contra algo que no es nuevo, y viene sucediendo ininterrumpidamente desde 1983
a Dios Gracias.
Un presidente se va, y otro con nuevas políticas, estilo diferente, otra personalidad, toma su lugar por decisión popular.
Así de simple.
Pero difícil de aceptar
para algunos, todos los que por propia voluntad hoy, también a Dios Gracias, no
aparecieron en esta plaza del 10 de diciembre de 2015, donde solo
predominaban banderas argentinas, y
gente que estaba allí convencida que comenzaba un tiempo nuevo.
Con formas más
civilizadas de convivencia, con respeto, un respeto que de haber estado allí cualquiera
de los auto-excluidos nadie les hubiera faltado.
Eso me quedé mirando
callado, pero con el alma llena de felicidad, porque el silencio a veces sirve
para notar diferencias.
Y estas que se vieron hoy
al menos auguran que vienen tiempos mejores.
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