Pepe Le Pew -ilustración gentileza de
|
El hombre era portador de una sobaquina
bastante potenciada, y no precisamente por haberse peleado con la ducha o el
jabón. Nada de eso, lo suyo era simplemente hiperhidrosis pero toda, absolutamente toda localizada en
esa región tan al alcance de la nariz de los otros, las axilas, los sobacos,
los chivos según prefieran llamarlo.
Tuvo algunas novias bonitas que le duraron los
90 días de invierno, época en la cual disminuía notablemente la "agrietud" de la
zona, y que por motivos fútiles desaparecían
como por arte de magia, cuando llegaba el tiempo de las temperaturas superiores
a los 18 grados.
Pudo incluso destacarse en la política en la
cual ascendió hasta llegar casi a formar parte del Gabinete, solo que en una
ocasión se encontró sorpresivamente con el Presidente que por realizarse tareas
de mantenimiento en su ascensor privado, estaba utilizando el que se encontraba
en el piso donde nuestro amigo prestaba funciones.
Off de record, pudo saberse que cuando su
nombre sonó fuerte para un ministerio, el Presidente frunció el ceño, más bien
la nariz, y desvió el tema hacia otro punto y su nombre no volvió a mencionarse
más, al menos en estos niveles.
Había consultado a profesionales de la
medicina que le aseguraron que el problema tenía solución y que solo estaba en
él decidirse a realizar una operación que consiste en una técnica quirúrgica
conocida en lenguaje médico como simpatectomía torácica endoscópica, que es un
proceder quirúrgico muy sencillo y seguro mediante el cual se corta a nivel del
tórax la cadena de fibras nerviosas responsable del exceso de sudor. Se realiza
por mínimo acceso y no requiere de puntos. De acuerdo con la experiencia
internacional, en un 95% de los pacientes intervenidos les controla la
sudoración de manos, axilas y cara, y en un 50% la de los pies, con un rápido
proceso de recuperación posoperatorio. Un 5% de las personas que han sido
tratadas con este proceder han presentado de forma transitoria un exceso de
sudoración en otras zonas del cuerpo y raramente otras complicaciones.
(fuente:granma.cubaweb.cu)
La médica que atendía su consulta era una
agradable señora de no más de 40 años con una voz dulce y suave pero al
pronunciar "Simpatectomía Torácica Endoscópica" a Rolando (tal el
nombre de nuestro amigo) le pareció una
voz altisonante, gutural, antipática y allí nomás dio por concluida la
entrevista alejándose rápidamente del consultorio, por el sentido de
autoprotección, no fuera que lo convencieran y terminara en un quirófano, lugar
que le parecía poco menos que el infierno.
Desechó formular nuevas consultas con otros
profesionales y enfocó su búsqueda por enésima vez a los desodorantes. El que
publicitan diciendo que "no te abandona" no lo soportaba al Rolo más
de dos horas, el que dice "24 horas de protección efectiva" le
aguantaba un poco más, dos horas
cuarenta y cinco minutos.
Se convirtió en uno de los principales
consumidores (aunque ya lo había usado anteriormente) de ese que asegura que
las minas te siguen hasta el fin del mundo, obviamente solo comprando dicho
producto, algo que comprobó tampoco es cierto.
No obstante como le gustaba la fragancia
siguió insistiendo, dado que una de las más fuertes al mezclarse con su propio
olor, daba la sensación de una emanación tipo pizza doble de mozzarella con
anchoas, y a quien no le gusta la pizza ?
Pero sus desventuras terminaron el día en que
conoció a Aylen Telo Floreo, una ascendente bailarina de tango conocida en el
ambiente como Trompita; lo de ambos no fue un flechazo, fue un “oloraso”.
Las emanaciones olorosas de Rolando y Aylen
se mezclaron casi armoniosamente con cierta preeminencia de parte de ella que
aportaba una cuota extra de esencias marinas, las cuales se ponían de
manifiesto en determinadas circunstancias.
Y el romance comenzó, y allí se fueron a
recorrer las playas más atractivas de Europa y el Caribe, pero evidentemente
le envidia de tanta gente que no aprobaba esta unión (ella era varias décadas
más joven) hizo que la misma naufragara a poco de comenzar el cuarto mes. Fue
en Varadero (Cuba) donde Aylen conoció a un americano y también por una fulminante cuestión de piel,
arrastrados por un tsunami de pasión tropical desaparecieron sin dejar rastros;
es decir dejando a Rolando de muestra, quien con apenas el logo de su tarjeta
gold (tan poco margen le quedaba) pudo regresar a la Argentina, triste,
solitario, pero al final curado de su hiperhidrosis.
Los especialistas dicen que tantas emociones
en tan poco tiempo, cambiaron el proceder de las fibras nerviosas de Rolando,
quien calmado por esos inolvidables días de amor con Aylen ya no era portador
de la temida sobaquina.
0 comentarios:
Publicar un comentario