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lunes, 2 de abril de 2012

Malvinas o Falkland

Ha cambiado mucho el mundo desde que John Davis (1592) o bien Richard Hawkins (1594) o bien los integrantes de la expedición inglesa que en 1765 pisaron con  sus botas  por primera vez el suelo de las islas, Malvinas para nosotros, Falkland para los ingleses.
Han cambiado los hábitos y las formas de los ciudadanos de Inglaterra, incluso algunos  de los integrantes de la familia que ostenta el distintivo de "real"   tienen actitudes y comportamientos propios de cualquier habitante de los barrios periféricos que crecen alrededor de las grandes ciudades, pero lo que no ha cambiado a través de los siglos pasados es la forma en que los ingleses actúan en el mundo.

En su libro "Política Británica en el Río de la plata" Raúl Scalabrini Ortíz dice :"La diplomacia inglesa es el instrumento ejecutivo que en sus relaciones con el extranjero, tiene la necesidad de expansión y la voluntad de dominio del Imperio de la Gran Bretaña. Donde hay un pequeño interés presente o futuro, la diplomacia inglesa tiende sus redes invisibles de conocimiento, de sondeo, de preparación o de incautación.
La diplomacia inglesa no descuida lo pequeño y circunstancial, pero vela ante todo por la grandeza permanente del imperio en que todo lo británico halla amparo.
El arma más terrible que la diplomacia inglesa blande para dominar los pueblos es el soborno.
Así se inició su grandeza y han sido fieles a la tradición.
Crear bases marítimas, instigar a unos estados contra otros, mantenerlos en mutuos recelos, impedir la unión de las dos fracciones continentales, la América del Norte y la América del Sur, tal es la obra perniciosa desarrollada en silencio por Inglaterra.
Formas que mantiene y ejercita permanente como es la de sostener antes de una discusión bilateral sobre la soberanía, que los habitantes de las islas ejerzan su “derecho de autodeterminación” tal como expresa hoy la página oficial del primer ministro David Cameron "Gran Bretaña sigue incondicionalmente comprometida con la defensa del derecho de los isleños de Falkland, y serán sólo los habitantes de las islas, quienes determinen su propio futuro.”
"Ese fue el principio fundamental de que estaba en juego, hace treinta años: y que es el principio que solemnemente reafirmamos hoy en día."(www.number10.gov.uk)
Detalles que en su delirio febril no tuvo en cuenta Leopoldo Fortunato Galtieri presidente de facto de Argentina en 1982 cuando con voz aguardentosa pronunció aquellas palabras “Si quieren venir, que vengan, los estaremos esperando” y que costaron tantas vidas de este como del otro lado.
En su torpeza y soberbia, no supo o no quiso ver que esta acción argentina de pretender tomar las islas por asalto era un fracaso desde el momento en que comenzó a gestarse la descabellada idea.
En su cerebro obnubilado no tuvo espacio para entender que de triunfar en la intentona la posición argentina, se crearía un antecedente que eventualmente podría influir en la evolución futura de algunas de las posesiones insulares de Inglaterra.
Desde el punto de vista estratégico la toma de las Malvinas por un país mediano perteneciente al grupo de las naciones en desarrollo, implicaba un potencial “efecto de demostración”, inconveniente para las potencias con intereses insulares y oceánicos transcontinentales de carácter colonial o neocolonial.
Ignoraba tal vez que Gran Bretaña forma parte del grupo de cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, junto a Estados Unidos, China, Francia, y la Federación Rusa.
“Dios y mi derecho”, dice el lema del gobierno inglés; la manera en que ejerce esos derechos están a la vista.
Rememoraciones de un hecho que se inició en un día como hoy hace ya treinta años, que nos entristece y enluta a todos los argentinos, como también a muchos súbditos de la corona británica. 

Fuentes: Raúl Scalabrini Ortíz “Política británica en el Rio de la Plata”-Roberto Russell :América Latina y la guerra del Atlántico Sur”- Número 10 de Downing Street-London.-Wikimedia-     

2 comentarios:

spartako dijo...

Los ingleses son unos piratas, la soberbia y arrogancia dirige su política exterior.

BC dijo...

Coincidimos amigo.Saludos