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martes, 21 de septiembre de 2010

PORQUE YO LO DIGO

La noticia circuló por las redacciones, más o menos en estos términos: " Las alumnas de una escuela secundaria de Posadas (norte de Argentina)  deberán ir al colegio con pantalones negros o azules, debajo del guardapolvo, para evitar ser “acosadas”, según una nueva disposición divulgada hoy por medios locales.
“Los docentes estamos preocupados. Casi todos los días viene una alumna a contarnos que un auto las acecha y pensamos que con el uso del pantalón podemos ayudar a protegerlas de depravados que buscan manosearlas o raptarlas” dijo la vice directora del establecimiento educacional.
Sin entrar a cuestionar la medida (todo lo que sirva de prevención bienvenido sea) mi comentario está dirigido más al uso o no de las polleras por parte de las  mujeres.
Desde épocas inmemoriales las mujeres fueron quienes determinaron siempre como se debe usar la pollera: más larga, más corta, más amplia, más ajustada etc. en razón de ser  ellas, las únicas que pueden decidir de qué manera administran los tesoros que bajo tal prenda  ocultan y funciona como una especie de sube y baja: la mujer se sube la pollera, y el hombre se baja los pantalones, simple.
El encanto del uso de la pollera, resulta mucho más atractivo y sugerente que un buen par de pantalones elastizados. El pantalón dice todo de una manera rápida y no deja mucho margen a la imaginación.

                                                   


Una vieja canción dice: "Mañana por la mañana, te espero Juana por el taller,
Te juro Juana que tengo ganas de verte la punta "El pié"
La punta "El pié" la rodilla, la pantorrilla y el peroné...................................y continúa expresando ese deseo, que solo  sería posible, si Juana usara pollera.
Que hay más atractivo que una jovencita con una pollera acampanada, de esas como se usaban cuando Elvis era el rey del rock?? De cundir esta norma, Sabina no podría escribir temas como Y Nos dieron las diez, al menos en la parte : " y mi mano le correspondió debajo de tu falda."
Otros autores (La pollera coloraa, La pollera amarilla. Qué bonita va,  etc.) también se verían en dificultades para expresar su vena poética basada particularmente en las polleras.
Y si probaran allí en el lugar  con una mayor presencia de quienes tienen que cuidar la seguridad de los ciudadanos en las calles, que evitaran que  los supuestos depravados que intentan manosearlas o raptarlas  lo pensaran dos veces ? La vida seguiría su curso, y quienes quieran usar polleras las usarían o bien optarían por los pantalones, pero sin imposición, libremente, pues:
"Es inútil que tratemos comportarnos
"como hermanos, si tú no tuvieras senos,
"Si yo no tuviera manos".
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