Al que no le haya pasado nunca que levante la mano.
Como yo pensaba, no veo a ninguno, es decir que antes o después a todos nos pasa.
A quien alguna vez no se le escapó uno, el primero es el más difícil porque luego parece que uno entra en confianza y los demás escapan solitos y se diría casi con el beneplácito no explícito del portador/ra de la tronera.
Rodolfo Zapata es un experto contador de experiencias sobre este tipo de ruido, pero en esta ocasión he preferido insertar un relato breve que pertenece a Enrique Wernicke quien fuera un reconocido escritor porteño autor de libros, novelas y relatos breves. Este es uno de ellos:
Enrique Wernicke
"El Pedo"
Era un obrero de la construcción, con veinte años de trabajo honrado. Era un hombre digno, viril, severo.
Cuidaba las formas, el gesto, la palabra y tenía ese pudor criollo que niega celosamente las intimidades.
Un día en plena jornada, se agachó a levantar cinco ladrillos y se le escapó un pedo.
Soltó los ladrillos y se irguió avergonzado. Miró en torno, observando a sus compañeros, y comprendió que nadie había advertido el accidente.
Pensó en ese momento que, al fin y al cabo, aquello era cosa humana, y que también el mofletudo propietario para quien estaba edificando esa casa podía vivir un trance parecido. Tuvo como un relámpago de rencor y de ironía.
Sonrió tranquilizado.
Se agachó lentamente, retomó los ladrillos y soltó otro pedo.
Y esta vez, con destinatario cierto.
Gracias:http://www.youtube.com/user/spetsnaz1970
1 comentarios:
jamas confundamos la naturalidad con perder las formas y lo natural es .... jajaja
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