Se dice que un problema empieza a dejar de
serlo a partir del momento en el cual uno reconoce su existencia.
Y yo me acabo de dar cuenta que tengo un
problema con los felinos domésticos, vulgarmente conocido como “gatos”,
mininos, mishi mishi, corazoncito de mamá, etc. es decir los bichitos peludos
de cuatro patas, que una vez que entraron a “tu” casa, esta empieza a dejar de
serlo y pasa a ser dominio de ellos.
Y Ud. como yo se preguntará porque esta, a
prima facie, injustificada antipatía a los gatitos pobres animalitos de Dios….¡
Será porque te dejan llena de pelos las
botamangas de los pantalones, luego de darte varias vueltas en ocho……? NO.
Será porque cuando te colonizan el techo de
tu casa, y lo enriquecen con varios kilos de “popó”, los vecinos a los cuales
no les caés simpático, al pasar frente a tu casa dicen” “Siempre pensé que este
tipo era una mierda”………claro, del techo se desprende un tufillo, que te la
voglio dire. Pero NO, esto tampoco sería motivo.
Será por que cuando las gatas andan en “esos
días” arman tal concierto de gritos,
llantos, maullidos estridentes, balidos, gruñidos, al punto tal que llegan a
putearse en idioma gatuno claro, por ver quién resulta favorecido en el sorteo
de la perinola: si pone uno o todos ponen, y no te dejan pegar un ojo…? NO
esto tampoco es motivo.
Será porque te arruinan los muebles, porque
cuando te toman entre ceja y ceja, aprovechan para regarte toda la casa con sus
orines, y por más desodorante o Chanel Nº 5 que le pongas, el aroma
persiste……….NO, tampoco es por esto.
Será porque al pretender ocupar tu lugar en
la cama al lado de tu amorosa mujer, esposa, amante, o circunstancial compañera
de lecho, primero tenés que retirar al gatito con mucho cuidado (si no el que
se queda sin perinola sós vos) para recién allí ocupar tu espacio………NO, para
nada.
Como no le encontraba la vuelta al asunto,
recurrí a una especialista en el tema, la Dra. Rosita Teharaño Gattis, quien
luego de varias sesiones de terapia y dos mil pesos de honorarios llegó a la
conclusión (ella solita, yo no) que lo mío no es alergia a los gatos, sino otro
tipo de manifestación y en este caso no física, sino mental que se conoce como
“inseguridad masculina gravis, por falta de
interrelación con animales felinos domésticos de cuatro patas, que monopolizan
la atención de la mujer de la casa en desmedro de su pareja” es decir ,envidia.
Y tiene razón la curandera; miren y juzguen
Uds. los lugares que están ocupando los guachos estos:
Ya mismo le estoy consultando a Marianella,
si existe alguna vacuna que me inmunice contra este mal.
4 comentarios:
Apoyo de forma incondicional tu odio a los gatos, tema que hace años casi me lleva al divorcio, es que no los soporto jajajajaja, saludos
Lo mio (por ahora) es solo envidia Agustí.
Un abrazo.,
Muy buena esta entrada!
Pero debo decirte que tengo dos gatos en casa...sacá tus conclusiones.
Un abrazo,Elsa
Reitero lo dicho al amigo Agustí, por ahora, solo los envidio. Un cordial ronroneo. Abrazo.,
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