En toda Italia, además de la celebración religiosa de la Asunción de la Vírgen María el 15 de agosto "ferragosto" es sinónimo de carreteras y playas colmadas, y ciudades desiertas.
Es el cenit del verano, es la música invadiendo todos los espacios y es la juventud pletórica de entusiasmo que se mueve con una dinámica especial.
Pareciera que la religiosidad y las cuestiones paganas, no entraran en colisión y cada cual, fervientes por aquí y ateos por allá se movieran como respetando un pacto no escrito aceptando que Ferragosto a pesar de celebrarse año tras año, siempre es especial y por lo tanto nada debe empañar su brillo.
Es para esta época que suele verse una maravillosa “lluvia de estrellas” (aún recuerdo la última a orillas del Adriático) como no se puede apreciar en otro lugar.
Es un olor especial el que viene de los naranjos, del mar y de la montaña, diferente, que cuando lo aspiras no lo olvidas jamás.
Grazie sissynene
Es una pizza rossa y una birra gelata, o un ”panino di mortadella” con un bicchiere di vino, y siempre la música, como esta de Renato Zero: “ Spiagge”
Grazie sissynene
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