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sábado, 12 de junio de 2010

La salud ante todo.

HOLA, COMO ESTÁS ?


La panadería a la cual concurro invariablemente, suele ser un sitio de reunión breve con alguna que otra charla con conocidos o amigos; esta es una de ellas:
Hola, como andás ?
Y aquí ando, más o menos. Casi me voy para el otro lado.
No me digas.... y que te pasó.
Pregunta inapropiada, pues el consultado comenzó a enumerar una serie de detalles que van desde la presión alta, mezclada con varias dosis de colesterol, una internación y operación incluida, y otras ondas negativas, apoyado por el que hizo la pregunta , que también contó sus males, lo que hizo que me apartara lo más distante que me permitía el salón de estos dos ....esquizofrénicos.
Dió la casualidad que ese mismo día, fui a la despensa del barrio y me encontré con Arturo a quien hacía tiempo que no veía.
Hola, como estás...., pregunté.

Y ahora bien.., pero la pasé fiera.
NO me digas, que te pasó.

Y asombrado me dice: como no te enteraste?, me operaron del corazón (sic) y Arturo sin decir agua va, comenzó a narrar su odisea cardiológica con detalles tales como: y es por eso que ahora tengo que hacer dieta y compro solo dos fetas de jamón natural, con poco sodio por que el "Doctor" me dijo que,..........y siguió hasta que el vendedor me tiró un salvavidas y Arturo fue por sus dos fetas de jamón natural, sin sodio. 

Como será esta especie de histeria colectiva sobre el "Hola,  cómo estás ? que son varios los que te contestan: Hoy estuve  en el médico, me hizo un chequeo, me dijo que está todo bien. Así que te imaginás. Chocho.

Y uno cándidamente pregunta: pero porque, te pasó algo. Y allí comienza nuevamente la noria, con él o ella, haciendo una historia clínica de los últimos 24 meses. O peor aún, cuando te toca alguien que dice: y mirá que yo nunca tuve nada, solo cuando era chico que me agarré paperas, nada, una salud de hierro.
Y allí uno se acuerda del personaje de Norman Brinsky en " La Fiaca" donde realizaba una especie de competencia, para ver quién había sufrido más enfermedades a lo largo de su vida, o bien del personaje que interpretaba magníficamente Ricardo Espalter en "Hiperhumor" que en cada emisión hablaba sobre alguna operación quirúrgica a la que había sido sometido, terminando su relato con la pregunta: queréis que te muestre, en clara alusión a la cicatriz que daba fe de la operación.
Según la definición más simple de la palabra "Hipocondría" esta es una "Afección neurótica caracterizada por una preocupación morbosa por la propia salud corporal sin causas somáticas que la justifiquen."
Los hipocondríacos son sujetos que se auto observan continuamente, tristes, preocupados y tendientes a exagerar cualquier sensación dolorosa o bien imaginársela.
Quien no tiene un amigo/a o pariente que anda siempre preguntando: decime, a vos te dolió alguna vez acá (mientras señalan alguna parte de su humanidad) o bien: che, cuando te operaron de vesícula, en cuanto tenías la bilirrubina..?

Son los que dicen: le tengo que preguntar al médico, si puedo comer esto, si puedo hacer aquello, si está bien que vaya dos veces por día al baño, cuantas veces por semana puedo ponerme cachondo y otras cosas por el estilo.
Los que invitás a comer y te arruinan el almuerzo o cena, diciendo permanentemente: no de esto no puedo porque me sube la presión, esto tiene crema y a mí la lactosa me mata, no con azúcar no porque me suben los glúcidos, no si tiene queso no, porque contiene mucha grasa saturada.
Y vos te arrepentís de la invitación y te acordás de esa frase que dice: Disfrutá del día, antes que venga algún desgraciado y te lo arruine.
Falta en esta galería aquel que se manda un buen atracón, regado con abundante alcohol y licor como digestivo, amanece al día siguiente con una gran resaca y sumisamente va a ver al "Doctor" para estúpidamente preguntarle que tiene.
Pavote, si te morfaste y te chupaste todo , no hace falta que hagas cola en el consultorio médico, te aguantes las caras caracúlicas de las secretarias y las tediosas conversaciones en la sala de espera, para que finalmente el galeno te diga algo que ya sabés: Hacé una dietita, y tomate un tecito de boldo. Y cualquier cosa volvé.

El cuerpo de cada uno, es el mejor médico. De la misma forma que te indica cuando tenés sueño, cuando apetito, cuando debés pasar por el WC, o deseos de comer frutillas, también te indica: Esto no lo comas, porque si no estamos en el horno. Es cuestión de saber escuchar. Si lo probaste y el hígado te dió una patada: No insistas, borralo de tu dieta.
Varios pacientes asumen con tal ímpetu su rol , que llegan en algún momento a competir en un plano de igualdad con su/sus médicos en el conocimiento del vademécum y de la terminología profesional médica, empezando a dar consejos a sus amigos y/o familiares sobre tal o cual medicamento o práctica médica, en función de su experiencia en la materia.
Y como los médicos necesitan pacientes que les financien sus gustos y gastos , estos especímenes son siempre bien recibidos en los consultorios, donde gozan de un trato preferencial, tipo cliente VIP , y a los que astutamente, todos llaman por su nombre.
Sin llegar al extremo de lo dicho por Dalmiro Sáenz ”Para qué tan sanito” es mejor tener presente lo que dice el refrán: No hay enfermedades, solo enfermos.
Cuidarse y tratar de tener una vida saludable es bueno, pero de allí cruzar al extremo de la paranoia, no es saludable.
Nadie se muere en la víspera y, como dice la canción:

Por cuatro días locos que vamos a vivir,

Por cuatro días locos, te tenés que divertir.
Buena salud a todos.
Chau,






     

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