La tecnología que disfruta o padece hoy el ser humano, invita a imaginar cómo será su sucesor de aquí a 15 o 20 siglos; sabe que su gestación aún no ha acabado y justifica sus imperfecciones como algo amorfo del cual no es culpable, pero un día llegará en que será perfecto.
Claro que ese día está tan lejano, que no podrá ser presenciado sino hasta después de varias generaciones posteriores a la nuestra.
Pero si ese hombre del futuro ha de ser más completo en cuanto a su inteligencia se refiere, no llegará tampoco a una perfección total.
Será físicamente feo, algo así como lo que hoy calificaríamos como una caricatura, una visión de pesadilla y solo aceptaríamos su compañía ante la perspectiva de lograr algo conveniente, un buen negocio, o como último término, una conversación amena y brillante.
Los científicos consultados al respecto aseguran una mayor inteligencia, pero consuelan al hombre de hoy y se consuelan así mismos, describiendo al de mañana como una especie de aberración física. Hoy en día ya hay algunos adelantados que de tanta cirugía estética practicada en su humanidad, resultan irreconocibles.
El hombre del mañana medirá varios centímetros más, será no obstante de cuerpo más corto y de piernas más largas y estas culminarán en pies de solo cuatro dedos. La cabeza será mayor y notable el tamaño del cráneo con respecto a la cara mucho más pequeña; posiblemente carezca de dientes y muelas y, en esto con certeza, podrán darse por satisfechos hombres y mujeres del fututo si antes de los treinta años no tienen ya la cabeza como bola de billar.
La desaparición paulatina del vello y cabello, algo que se ha ido marcando en el curso de la evolución humana, al no necesitar de ellos para abrigar el cuerpo y en virtud de la utilización de medios mecánicos para tal fin, borrará de un plumazo las prácticas que actualmente se utilizan con fines estéticos para quitarse “esos pelitos” que tanto afean el rostro, las piernas o el baffo de tanta gente.
Señalan también que la agudeza del oído, el gusto, el olfato y la vista serán menores comparándolos con los que actualmente gozamos los seres humanos y compensan estas imperfecciones con la esperanza que en el futuro se corregirán algunos defectos arquitectónicos que darán más consistencia y seguridad a la estructura ósea.
No debe considerarse todo esto como una fantasía, sino como una conjetura científica fundada en el curso conocido de la especie humana para lo cual los científicos han tenido en cuenta testimonios visibles de ello, tales como esqueletos fósiles de más de quinientos mil años que demuestran como la especie ha llegado por sucesivos y continuos cambios al hombre de hoy; o como dice nuestra PresidenTE, a todos y todas.
Posiblemente venga la mecanización total, y el humano con una maquinaria física considerada perfecta, pero lleno él de imperfecciones, buscará compensarse creando robots para que realicen las tareas que le permitan controlar a través de estos su capacidad de trabajo. Algo así como tomar el control remoto y decir: Tomá hacelo vos.
Se ha comprobado que los hombres que más saben, son los que se muestran más pesimistas respecto al futuro de la humanidad, y estos dicen que el hombre se auto destruirá al no atender los reclamos del planeta que está pidiendo a gritos, parar con algunas prácticas que la sociedad de consumo tiene muy arraigadas y que no piensa dejar de lado porque la culpa siempre es de “los otros” .
Si continúa la contaminación de los ríos y océanos, la utilización de material radio activo con fines bélicos , el calentamiento global, la deforestación, la actividad minera descontrolada, el derrame de crudo, y tantas otras cosas que a diario contaminan el planeta tierra, lo más probable es que todo lo dicho anteriormente quede en solo 650 palabras hilvanadas hasta llegar a este punto.
Chau.
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