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miércoles, 23 de junio de 2010

Chantas final.




Continuando con la Radiografía del Chanta, me ocuparé  hoy de un mixer compuesto por dos ejemplares chantas de primera línea: el periodista Bonn vivant y el panelista de televisión.
A los periodistas “Bonn vivant” se les encuentra siempre en las conferencias  y/u otra reunión que tenga incluida alguna manifestación gastronómica, y que cuente como es obvio  con un buen surtido de bebidas.
Políticos, gremialistas, y algunos contados empresarios (estos últimos  forman parte la mayoría de la cofradía del codo) suelen ofrecer verdaderas festicholas en las que las palabras son pocas y el masticar todo lo que se encuentre al alcance de la  mano, se convierte en el ejercicio de la gran mayoría; y digo esto porque siempre hay otros que dicen: estoy a dieta, comen un poco menos pero se chupan hasta la etiqueta de las botellas.
Estos periodistas se sienten más motivados cuando les anticipan que el servicio  de lunch estará a cargo de alguna prestigiosa y renombrada confitería, y se encargan minuciosamente de verificar que el servicio cuente con todos los bocadillos y bebidas prometidos en la invitación.
Otros más osados, en algún descuido de mozos y colegas,  no tienen inconveniente en envolver cuidadosamente en algunas servilletas con membrete de la confitería, una selección de masitas y bocaditos, para que la patrona y los chicos sepan donde estuvo papá.
En el ambiente se les conoce como los “siete de junio” oportunidad que se celebra el día del periodistas, y estos no se pierden ni uno de los tantos agasajos que con tal motivo se realizan, y también porque uno se entera solo en esos días que ellos trabajan de periodistas.
Para que los vuelvan a invitar, no molestan con preguntas comprometidas al anfitrión de turno y cuando se acabaron las vituallas, son los primeros en desaparecer.
En esta categoría, figuran también los que preguntan con “anticipación de respuesta” un servicio ofrecido por estos escribas y que consiste en preguntar más o menos así:  Ud. se entrevistó recientemente con el titular del Banco Sichipio, donde obtuvo un crédito de equis pesos que serán destinados a obras de infraestructura en determinados pueblos del interior, comenzando por la zona oeste, y desde allí a los restantes,…. que nos puede decir sobre eso ??
Y que te va a decir: lo mismo que ya dijiste vos paparulo, que el crédito es de equis pesos, para ese tipo de obras, que comienzan por el oeste y siguen con el resto, etc. etc.
Toca el turno ahora, al segundo chanta mencionado al inicio: el panelista de televisión.
Es éste sin dudas la última expresión del chantismo vernáculo, y se ha convertido en uno de los roles más apetecibles, pues en muy pocas apariciones ya se convierten, sino en famosos, al menos conocidos al extremo tal que hasta el carnicero del barrio  les comienza a  dar el mejor corte  y le aguanta el fiado de  las compras durante dos o tres meses, todo por haberlo visto alguna vez en la tele. 
El fervor casi rayano en el fanatismo del argentino por la televisión, explica en cierta medida como es posible que figuritas de quinta o sexta categoría hayan alcanzado tanta notoriedad, sin saber hablar, sin educación,  con vestimentas y fisonomías  que son el extremo opuesto  de elegancia y buen gusto; con ver solo una vez el programa de Anabella  Ascar  queda todo explicado.
Hubo en otros tiempos de la televisión panelistas informados, correctos, con apreciaciones que invitaban al análisis y el debate, pero misteriosamente desaparecieron de la televisión argentina; evidentemente todo lo que lleve al televidente a razonar y pensar un poco, no mide bien, no da rating, y si no da rating …fuera.
Los chantas panelistas de hoy, se caracterizan por un delicado uso del lenguaje  al extremo que la doctora en Lengua (Honoris Causa) Moria  Casán  está considerada como una de las más renombradas catedráticas de los nuevos panelistas televisivos, honor que comparte  palmo a palmo con otros varios que tanto Ud. como yo conocemos demasiado.
Y ahora si me disculpan, me voy a ver a la Canossa, ahí siempre hay quilombo, y hoy vienen los Sullers, con lo cual el quilombo está asegurado.
BC.

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